domingo, 24 de abril de 2011

[Indiferencia?]

Desde lo que sucedió no pude dormir bien, mi conciencia se encargaba de despertarme en medio de la noche. Hice un par de llamadas sin éxito alguno, y sólo dos posibilidades me rondaban la cabeza: el orgullo generaba tan cruel silencio, o es que una nueva ausencia, pero esta vez indeseada, se había impuesto. ¿Cómo saberlo?, no tenía más que nueve cifras para ayudarme, todo se redujo a eso. Tuve sueños terribles, ansias por saber cuál fue el desenlace, tuve que aguantarme y esperar que la nueva semana llegue cargada de noticias, en mi interior esperaba que sean buenas.
Iniciamos las actividades y... nada. Nuevamente en vilo, y con esa nube gris que ya se me hace tan familiar, tuve que aguantar y aparentar.

Sin querer... un choque, fue brutal aunque lejano. Es imposible explicar la mezcla de sentimientos, fue imposible evitar los ojos llorosos así que fue necesario buscar un lugar solitario, uno que de por sí era mi destino planificado pero que en ese momento se convirtió en mi refugio.
No los esperaba, realmente no, y de pronto llegaron esos msjs... pero eran distintos, y no llegaron a su destino a tiempo. No se dieron a entender, no tenían remitente y no cumplieron su objetivo.
Tuvimos momentos de extrañeza, el silencio incómodo que se tornó indiferencia fue sólo actuado, en realidad habían tantas cosas por decir. Quién lo imaginaría.
Acciones y actitudes nunca antes vistas llenaron todo ese gran vacío, por un momento pensé que volvería a caer... pero no. Me fui, tomé mis cosas y desaparecí de su vista... de pronto una llamada cambiaría muchas cosas, pero yo no podía.
"Somos juguetes del destino...", escuché por ahí y ahora creo que realmente es así, aunque a las finales nosotros hacemos nuestro destino de forma consciente o iinconsciente. Las cosas se dieron de tal forma que el encuentro se hizo inevitable, un abrazo le puso fin a esos días de angustia, ¿¡quién lo diría!?
Las palabras fueron brotando, tímidas pero veraces. Las miradas se suavizaron y el tono cambió, la noche resultó más espontánea de lo que pensé. Sin embargo creo que la culpabilidad jugó un importante rol y el encanto se fue, todo estaba perdido.
Un sin fin de situaciones se dieron -nuevamente- y el tiempo se quedó corto, las responsabilidades nos absorvieron y el regreso a la realidad fue inevitable. Sin embargo algunas actitudes habían cambiado, pero de forma tardía noté que sólo era algo superficial... de pronto todo regresó a la normalidad. Nuevamente me encuentro en vilo.

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